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La guerra de la basura

Recientes declaraciones de funcionarios del gobierno porteño, daban cuenta de la obligatoriedad de la separación de residuos en origen, mediante la utilización de bolsas verdes (residuos reciclables) y negros (residuos organicos), en un programa a desarrollarse a partir del próximo año.
Para ello, toman en cuenta la fase exploratoria puesta en marcha en los barrios de Palermo, Colegiales, Villa Crespo y Belgrano; mediante la colocación de contnedores diferenciados para el depósito de los distintos tipos de residuos.
Ahora, bien. En esta etapa puede apreciarse un panorama muy confuso,
Por un lado, operan los recicladores reunidos en cooperativas, tales como Las Madreselvaa, El Ceibo y El Amanecer; escalafonados por el gobierno de la Ciudad como "promotores ambientales", por lo cual perciben una remuneración de $ 4.500.- mensuales; soportados por los impuestos que recauda la administración de la Ciudad.
Por otro, la presencia de los recuperadores informales, cartoneros que operan por fuera del sistema y que son los que actúan, en su mayoría, casi vandalicamente; tanto sobre los contenedores negros de residuos orgánicos como las campanas verdes, de los reciclables.
Y, entre ambos sectores, formal e informal, aparece la disputa por el botín. La basura.
Este escenario requiere de la acción de algún organismo que ordene el accionar simultáneo de estos dos sectores, ya que resulta incomprensible, que el programa se base en el accionar de recicladores organizados, de centrros verdes para la separación ordenada y de un presupuesto para su funcionamiento y por otro lado, convivan con otros trabajadores, que buscan en los mismo sectores, su mecanismo de sustentabilidad.
Esta connivencia, no programada, presenta además resultados diferentes en el accionar de los distintos recuperadores. Los formales, lo hacen respetando las normas de obtención higiénica, mientras que por el otro lado, es observable como los informales, violentan las puertas de las campanas verdes y dejan esparcido el contenido de las bolsas de los contenedores negros.
En síntesis, mientras el gobierno anuncia la separación obligatoria en viviendas y consorcios, penalidades mediante; no logra poner en orden, la higiene urbana de los barrios contenerizados ante el conflicto de intereses, que existen entre los dos sectores de recicladores.
Se hace, casi indispensable, la regularización de esta situación, previo a su puesta en marcha en los otros barrios de la Ciudad.
De no ser así, las dudas sobre su eficacia, entrará en un cono de sombras, más teniendo en cuenta, la situación por la cual atraviesa la economía en su totalidad, con la disminución de puestos formales de traabajo.


 
   
   
 
 
   
 
 
 
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