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La doble mano de Santa Fe

 

Sres diario Palermo’s:
                                                               Me dirijo a ustedes para hacer conocer los perjuicios ocasionados por la doble mano en la Avenida Santa Fe.
   Somos muchos los vecinos que hace ya más de dos años, sufrimos esta medida impuesta sin consulta previa ni encuesta alguna.
  Sufrimos una contaminación del aire, visual y sonora insoportable. Desde nuestras casas no podemos abrir las ventanas, ni ver televisión, ni escuchar música. Es que Santa Fe es una avenida angosta y  desde que existe la doble mano, soporta 16 líneas de colectivo; ocho de ida y ocho de vuelta. Y a la altura de Scalabrini Ortiz llegan a ser 21 líneas. Se calcula que pasan 192 coches de colectivo promedio por hora. Un vecino ha llegado a contar 330 a las tres de la tarde de un día laboral a la altura de la calle Austria. Y debe tenerse en cuenta que dichos coches de colectivo suelen ser más añosos que la mayoría de los que circulamos, habitamos o trabajamos sobre dicha arteria.
  Bajo esta avenida siempre ha circulado la línea D de subterráneo, razón por la cual se concentra demasiada gente y es imposible caminar. El shopping Alto Palermo agrava la situación. No podemos cruzar la calle. Santa Fe dejó de ser el paseo de compras que siempre fue, y ahora, es una avenida hacinada por la cantidad de peatones que debemos dirigirnos a ella para usar el transporte público.
Como contrapartida, las calles paralelas se han convertido en lo que hoy se denomina “calles fantasmas”.  Los comerciantes de la calle Güemes sufrieron bajas en las ventas y muchos debieron cerrar. Ninguna medida de tránsito justifica la quiebra de un pequeño comerciante. Arenales está vacía. Tiene ahora dos cambios de mano que la hacen inútil. Santa Fe sigue siendo la única arteria directa desde Pacífico al centro. La diferencia es que ahora se tarda cuarenta minutos más en atravesarla.
  Cruzar la doble mano es un verdadero peligro. Ya hubo dos víctimas fatales y varios heridos por distintos accidentes.
Doblar desde un contracarril a otro hace que los colectivos atraviesen el cruce en diagonal y detengan el tránsito perpendicular.
  Sabemos que para llevar a cabo tal medida, el gobierno de la ciudad taló árboles que estaban en buen estado en la calle Gallo y en la misma avenida Santa Fe.
  Somos muchos los que vivimos, trabajamos en la calle Santa Fe. Los encargados y empleados de comercio trabajan doce horas o más. Todos tenemos derecho a un medio ambiente digno. La contaminación del aire y del sonido llegó a niveles insufribles.
  Llego al final de estas líneas con las siguientes preguntas: ¿Mejoró acaso el fluido del tránsito con estos nuevos doble carriles?
¿Se circula mejor ahora en nuestra ciudad?
   Luego de casi tres años de haber vivido en estos cambios de dirección, ¿no se hace necesario rever esta medida? ¿No es este el momento de evaluar y reconsiderar estos cambios en las manos del tránsito?
  Agradezco la atención de los lectores y el espacio que me concede este diario.

 
                                                                                              Lic. Raquel Poblet.


 
   
   
 
 
   
 
 
 
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