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VIOLADORES: con la V en la mano

Otra vez la misma noticia.
Una jovencita desaparece de la vista de sus familiares, luego que tomara un servicio de remises en Fontana, una localidad aledaña a Resistencia, la capital chaqueña.
La noticia toma cuerpo en los medios periodísticos que redoblan sus esfuerzos para lograr conocer el paradero de la joven desaparecida.
Tal vez la difusión de la búsqueda accionó sobre la mente del conductor del remises, quien se presentó como el asesino y declaró sobre el hecho, una vez encontrado el cuerpo al costado de una ruta chaqueña.
Hasta aquí, aparece como un nuevo caso de violación.
Pero, agrega una característica distintiva.
El asesino, había salido en libertad en los últimos días del mes de Setiembre, luego de cumplir una condena por "violación". Sí, a menos de un mes de su reintegro a la sociedad.
Un reintegro, al que la justicia, le había impuesto algunas condiciones. Entre ellas, la de conducir autos de alquiler, ya sean taxis o remises, porque ese había sido el método para sus ilícitos anteriores.
Sin embargo, un empresario desprevenido o irresponsable, actuó en conjunción con el asesino y le proporcionó el medio y la posibilidad para una nueva violación.
Lamentablemente, poco tiempo debió transcurrir para que una nueva víctima cayera en sus manos.
Y de esas manos quiero hablar.
Sabido es que los violadores, difícilmente, o casi imposible; puedan llegar a dejar de sentir el deseo de una nueva violación. También es cierto, que a simple vista, no son fáciles de reconocer, razón por la cual sus posibilidades encuentran campo propicio.
Es por ello, que propongo la idea que todos los violadores, lleven en su mano grabada una V, que los individualice como tales.
Si ese empresario hubiere visto la marca en la mano del asesino, tal vez no le hubiera dado empleo. Pero, en el peor de los casos de complicidad, la jóven hubiere tenido posibilidades de identificar la calidad del chofer, al ver las manos en el volante; con lo cual hubiere tenido la posibilidad de intentar alguna acción defensiva.
Tal vez, suene como algo brutal, discriminatorio; pero seguramente será mucho menor que la muerte de otra de nuestras jóvenes inocentes.

O, mejor. Tal vez, sea una medida disuasoria para que el violador recapacite sobre los alcances de su accionar y que la condena, ya no será sólo judicial.

 
   
   
 
 
   
 
 
 
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