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El viejo barrio de Palermo ya no es tan viejo

La llegada del polo científico lo traslada al epicentro del desarrollo tecnológico.

El, ultimamente, conflictivo predio que ocuparon en la mitad del siglo pasado las bodegas Giol y Santa Ana, ha pasado a ser, sólo, un tesoro en la mente de los vecinos palermitanos.

Desde ahora, la ciencia argentina tiene una nueva sede: el barrio de Palermo, en la cual funcionará el Polo Científico y Tecnológico, concebido como un centro de gestión, producción y divulgación del conocimiento.

Tras dos años de intenso trabajo y muchos de demora, desde la concepción del proyecto, las primeras instalaciones en las que se instalarán el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, la Agencia Nacional de Promoción Científica y diversos institutos de investigación, ya están a punto y dispuestas a cambiar definitivamente la fisonomía de nuestro tradicional barrio..

Los emblemáticos edificios de las bodegas –situados en el rectángulo delimitado por las calles Godoy Cruz, Paraguay, las vías del Ferrocarril y Guatemala– se pueden observar recuperados en su totalidad y con las veredas a nuevo.

Inversión. El conjunto de edificios ocupará una superficie total de 45 mil metros cuadrados, divididos en tres cuerpos principales: el rojo, donde funcionará el Ministerio; el blanco, destinado a la Agencia; y el verde, al Conicet. Además de los organismos oficiales, en las nuevas instalaciones funcionarán laboratorios de avanzada como los del Instituto de Investigación en Biomedicina (en colaboración con la Sociedad Max Planck de Alemania); la Unidad de Investigación y Capacitación del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología (Icgeb); el Centro bilateral de Diseño Industrial Argentina-Italia, que indagará la relación del diseño industrial con las nuevas tecnologías; y otro centro orientado a las Ciencias Sociales.

En una segunda etapa, que concluirá en 2013, se prevé incluir un centro de Modelado y Visualización y otros institutos ligados a la Nanotecnología, la Química y las Ciencias Exactas, entre otras disciplinas. El Polo contendrá, además, un auditorio para 500 personas, un museo de ciencia interactivo y una casa de huéspedes para científicos. Y mantendrá sus puertas abiertas al público con un restaurante, una plaza y un estacionamiento de 8 mil metros cuadrados.

La principal meta de este emprendimiento es la de centralizar varios aspectos del quehacer científico en un solo lugar. Sin ir más lejos, hoy el Conicet funciona en dos edificios diferentes y separados, a su vez, del Ministerio de Ciencia.

De esta manera, el polo científico pasa a integrarse con todas las obras de modernización que, de a poco, van cambiando la fisonomía del viejo Palermo.

 
   
   
 
 
   
 
 
 
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