Camino al 2002?

La Argentina terminará este año con peores indicadores macroeconómicos y sociales que buena parte del resto de la región y otras zonas del mundo afectadas por la pandemia.

En particular, el fenómeno particular de la inflación, que afecta a muy pocos países del mundo en la actualidad, encuentra a la Argentina entre los países con el resultado más negativo, en segundo lugar después de Venezuela.

En términos del desempleo, el panorama no es más alentador, tal como lo reflejan las cifras oficiales relevadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y difundidas en el índice de Miseria Económica que elabora Bloomberg.

En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Censos informó este mes que la inflación de julio llegó al 1,9%, 15,8% desde enero y al 42,2% en el último año; las estimaciones de los analistas de bancos y consultoras relevados por FocusEconomics, en promedio, calculan que llegará al 43,9 por ciento a fin de 2020, pero el Citi prevé un 52,6%, Euromonitor 46,8%, Moody’s 47,9%, Fitch 45,9 y Abeceb el 39,1 por ciento.

Para el año próximo, el promedio es del 45,9%, aunque el Citi se estiró hasta el 63,5%, BancTrust el 61%, Empiria el 55,4% y Torino Capital el 32,7 por ciento.

En tanto, en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que elabora el Banco Central los analistas del mercado “proyectaron que la inflación minorista para diciembre de 2020 se ubicará en 39,5% interanual, disminuyendo en 1,2 puntos porcentuales los pronósticos provistos a fines del mes de junio”.

Respecto de los índices de desempleo en la Argentina, el último número publicado por el Indec fue del primer trimestre del año, con un 10,4% y un incremento del 1,5% respecto del mismo período del 2019 y una baja en la tasa de empleo del 0,8 por ciento en los últimos 12 meses. Los analistas prevén que se ubique en el 13,5% a fin de año, según el relevamiento de FocusEconomics; en particular, el banco BBVA se estiró al 18,6%, Santander al 15,6% y Quantum Finanzas al 15,5 por ciento.

Por estas dos variables, la Argentina ocupó en 2019 y este año el segundo peor lugar en el índice de Miseria Económica que elabora Bloomberg, por debajo de Venezuela, en un pelotón que también integran Sudáfrica, Turquía y Colombia. En cambio, entre los países menos miserables se ubican Tailandia en primer lugar, Singapur, Japón, Malasia y Suiza.

Cuando se observan las proyecciones del FMI sobre el resto de la región, Bolivia tendrá una inflación del 2,2% este año y del 4,3% el próximo, respectivamente; Chile el 3,3% y el 2,9%; Colombia el 3,5% y el 3,2%; Ecuador 0% y 1,1%; Haití 2,2% y 1,1%; Paraguay 2,9% y 3,1%; Perú 1,7% ambos años; Uruguay 8,7% y 7,8%; y Venezuela, pese a la dificultad para obtener datos, se proyecta un 15.000 por ciento ambos años, según el Fondo. De los dos países más grandes de la región, Brasil tendrá una suba de precios del 3,5% y del 3,3% y México del 2,7% ambos años.

En particular, Brasil experimentó una inflación del 2,3% en los últimos 12 meses y del 0,6% desde enero último y México el 3,6% y 1,4%, respectivamente.

En el caso de la tasa de desempleo, este año llegará al 8% en Bolivia; 9,7% en Chile, 12,2% en Colombia; 6,4% en Ecuador; 7% en Paraguay; 7,1% en Perú; 10,5% en Uruguay; 14,7% en Brasil y 5,3% en México.

Fuera de América latina, la inflación, como se mencionó, solo aparece en un par de ejemplos aislados. En Turquía será del 12%, Colombia 3,5% y Sudáfrica 2,4%, si se toma a los “peores” del grupo del índice de Bloomberg.

En el caso de los países desarrollados, Estados Unidos tendrá una inflación del 0,8% este año y el 2,4% en 2021; Alemania 0,2% y 1,1%, respectivamente; Italia 0,2% y 0,6%, España -0,3% y 0,6%; Japón 0% y 0,3%; Gran Bretaña 1,1% y 1,5%; Canadá 0,6% y 1,2%.

En cuanto al desempleo, en Estados Unidos llegará al 10,3% este año y al 9,1% el próximo; en Alemania 3,8% y 3,4%, Francia 10,3 ambos años; Italia 12,7% y 10,5%; España 20% y 17%; Japón 3% y 2,2%; Gran Bretaña 4,8% y 4,3% y Canadá 7,4% y 7,2%, respectivamente.

Los economistas consultados por Infobae consideraron que esta mala colocación de la Argentina en términos relativos se debe a la larga recesión e inflación de los últimos años. De hecho, los indicadores de este año se acercarán a los del 2002.

Irina Moroni, de la Fundación Capital, dijo que esta diferencia se debe a que el país “acumula desequilibrios importantes, donde persiste el riesgo cambiario”. Además, “en el marco de falta de acceso a los mercados, el único camino posible para financiar el déficit primario, que este año se ubicará en torno al 7,8% del PBI, fue con una emisión monetaria elevada. Así, la asistencia del Banco Central sumó $ 1.512.000 millones en lo que va del año. Aún más, se acumulan tres años consecutivos de caída del salario real y de la inversión”, expresó.

En tanto, Matías Carugati de Seido dijo que esto se generó porque la “Argentina viene de varios años de deterioro macroeconómico y está más débil que sus pares”.

 “Además, los desequilibrios macro son mucho más profundos y la respuesta de política está limitada en lo que puede hacer”, indicó.

Federico Furiase, de Eco Go, coincidió en que el país “terminará con peores indicadores socioeconómicos porque ya venía de dos años de recesión y el shock de la pandemia se dio en medio de una crisis de la deuda y default”.

Para salir, expresó, “hay que tener un programa macroeconómico consistente, brindar una señal de corrección fiscal y rentabilidad al sector que genera dólares genuinos, que son las exportaciones. El perfil de la nueva deuda permite aflojar las restricciones y otorga tiempo hasta 2025, cuando aumentan los pagos, para volver a crecer”.

Camilo Tiscornia indicó que “la Argentina antes de esta pandemia ya presentaba peores indicadores que otro países, salvo excepciones”.

“Lo que jugará más en contra que en otros países es la alta inflación, que es un foco generador de alta pobreza. En el caso del desempleo ya teníamos uno de los mayores de la región. No sé si pasaremos a ser el peor, pero estaremos muy cerca”, sentenció.

Como se observa, el presente es malo para todos por la pandemia, pero con un pasado cargado por varias décadas de inestabilidad, el futuro de la Argentina luce más complicado que para otros