Las Cañitas: tsunami comercial
Coronavirus, el tsunami comercial que arrasa en Las Cañitas.
Y, no es para menos.
La actividad económica del barrio está basada en la prestación de servicios, de los considerados no esenciales, en la mayoría de los casos y, en otros, esenciales pero no habilitados para funcionar por las autoridades, tanto local como nacional.
La estructura comercial está basada en los comercios de indumentaria tanto en locales a la calle como el aporte importante que significa el shopping de La Abadía: la oferta gastronómica, situada en especial, en la tradicional zona de Báez , Arévalo y adyacencias; la creciente oferta de gimnasios deportivos en sus diversas disciplinas; los establecimientos educativos abarcativos de los distintos niveles de la enseñanza y los servicios para la belleza femenina representados por numerosos locales de peluquería y manicuría, (en expansivo desarrollo). En lugar destacado, también el sector inmobiliario representa un importante segmento de la actividad actual, acompañado por numerosos emprendimientos de work-office.
Las gigantescas olas también arrasaron con otras actividades de importancia en la vida comercial local. El cierre de las salas de slots del Hipódromo de Palermo y la paralización de las reuniones hípicas, disminuyeron significativamente el arribo de consumidores de otras latitudes. Otro, sector que sintió fuertemente el impacto por la consecuente suspensión de eventos, fue la programación de los conciertos previstos para llevarse a cabo en el Campo Argentino de Polo y la magnificación del ocaso de la vida nocturna de Las Cañitas.
La paralización de las obras de edificios en construcción, ha sido otro sector alcanzado por la prohibición de la ejecución de sus tareas y consecuentemente, con la disminución de personas que realizan consumos en los comercios barriales.
Los vacíos de calles y veredas, son la verdadera imagen de los efectos del tsunami.
Pero, no todos los sectores fueron arrastrados por el oleaje.
Fruterías y verdulerías ven incrementados sus consumos por la mayor presencia de personas en sus hogares. Igualmente agradecidos los supermercados de cercanía por las limitaciones impuestas para el tránsito de personas y carnicerías, pescaderías y fábricas de pastas que debían competir con los grandes supermercados. Y, algunos otros sectores que, como consecuencia de disposiciones oficiales incongruentes; ven incrementos en ventas de artículos en sus locales que en otros han sido prohibidos.
Y, rescatando, con la esperanza latente; un tramo del poema de Mario Benedetti, “Cuando la tormenta pase – y se amansen los caminos – y seamos sobrevivientes – de un naufragio colectivo. Con el corazón lloroso – y el destino bendecido – nos sentiremos dichosos – tan solo por estar vivos”.