Se pinchó Glovo
La empresa de capitales catalanes Glovo anunció este miércoles que a fin de octubre dejará de operar en el país. Según un comunicado oficial, prefiere centrarse en los «mercados de Europa y África donde hay más demanda» por sus servicios. Antes de abandonar sus operaciones, cancelará todos los conceptos adeudados con los repartidores por la quincena, aclaró.
En rigor la retirada de Glovo, que desembarcó en la Argentina en 2018 con la compra de una startup de repartos, es parte de un movimiento más amplio que incluye su retiro de Latinoamérica. En enero ya había anunciado que dejaría Uruguay y el año pasado había abandonado Chile y Brasil.
La salida de la región se concretará con la venta por 230 millones de dólares de las operaciones en Latinoamérica a DeliveryHero, la empresa alemana que es dueña de PedidosYa -una firma nacida en Uruguay- y opera en 44 países con acciones en diversas empresas. Esto abarca a Glovo de Perú, Panamá, Argentina, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica, Honduras y Guatemala.
En los tres países en los que Delivery Hero tiene operaciones, Glovo directamente dejará de existir. Se trata de Argentina, República Dominicana y Panamá, para evitar la superposición de marcas. Pero detrás de la decisión empresaria incuba una polémica naciente por el intento de sectores del gobierno que lidera la secretaria de Comercio, Paula Español, que busca regular este tipo de autoempleo, con condiciones que en el sector creen que terminará matando el negocio.
En el país, Glovo tiene 70 empleados bajo relación de dependencia y otros 3000 repartidores independientes asociados. A estos últimos la empresa les dará la posibilidad de un pase preferencial a PedidosYa. Los empleados directos también serían absorbidos por la empresa compradora, según informaron fuentes del gobierno a LPO.
Con la salida de Glovo, en el sector quedan operando PedidosYa, que lidera el segmento, seguido de Rappi. UberEats lleva meses intentando hacer pie con su división de negocios de reparto, sin mayor éxito. Mientras que Glovo nunca llegó a afianzar sus números en el país.
Desde el Gobierno consideran que la salida de Glovo no tiene que ver con la rentabilidad en Argentina sino con una visión estratégica de la empresa que en el año 2018 registró pérdidas por 45,7 millones de euros por la acumulación de causas judiciales en su contra, en particular referido al status de sus trabajadores.
En la Argentina, el Ministerio de Trabajo tiene un proyecto de estatuto del trabajador de plataformas, pero su contenido es resistido por ambas partes. Temen que al igual que la Ley de Teletrabajo sea más una nueva traba que una solución. Una parte de los repartidores no quiere relación de dependencia sino autonomía para poder trabajar en las distintas empresas libre y simultáneamente. La simultaneidad es una forma incrementar los ingresos para muchos trabajadores.
El senador Martín Lousteau también tiene un proyecto para darle un marco legal a la Economía de Trabajo Bajo Demanda, que contempla que los que optan por esta forma de empleo prefieren la autonomía y da un marco nacional a la actividad respetando la potestad de cada jurisdicción para regularlo por ejemplo en el tema de los seguros obligatorios y las responsabilidades.
El proyecto de Louestau plantea un mínimo de 36 horas corridas de descanso semanal y hasta un máximo de 12 horas de trabajo diario y prevé la protección frente a la discriminación y las sanciones. Allegados al senador afirmaron a LPO que no se trata de precarización laboral sino que «es una modalidad de trabajo distinta que rompe con el modelo de empleador/ trabajador, sin vulnerar derechos básicos, pero así como no tiene obligación horaria y se puede trabajar dentro de los límites reglamentarios, también tiene derecho a un descanso. Al ser autónomo las vacaciones no son remuneradas, es igual a todos los trabajadores monotributistas y autónomos del país».
«La Economía del Trabajo a Demanda puede sumar en un período de tiempo, pero no va a suplantar a una política de generación de empleo de mediano y largo plazo. Por supuesto que hay gente que tiene ese perfil y puede hacerlo, pero no todos tienen la capacidad de ser un autodidacta en el empleo. El autoempleo de mayor precarización como el que se observa en las plataformas de reparto no debería ser la única opción para los que ingresan al mercado de trabajo y quieren, por ejemplo, tener un ingreso para cubrir sus estudios. Y tampoco debería ser la opción de las personas más capacitadas que tienen más para dar. Son economías que sirven para complementar políticas de trabajo de mediano plazo, que busquen nivelar para arriba», dijo a LPO Romina Beyne, especialista en Recursos Humanos.