Nace Movemos, en oposición al oficialismo porteño

En la Ciudad de Buenos Aires es tiempo ya de sacudirnos, de agitarnos, de movernos. De comenzar a hacer realidad la idea de que nuestra Ciudad tiene todas las condiciones para ser un lugar en el que el valor de “la belleza” no esté asociado exclusivamente a los aspectos estéticos sino, fundamentalmente, a los conceptos de equidad, empatía y justicia social. Poder disfrutar en plenitud el vivir en nuestro lugar en el mundo, implica para nosotres una definición irrenunciable. En esta Ciudad, la nuestra, deben existir los mismos derechos para todas, todos y todes.

Cuando finalice el mandato del actual Jefe de Gobierno porteño, habrán transcurrido 16 años de gestión neoliberal en la Ciudad. En este tiempo, los datos estadísticos son concluyentes. Ninguno de los problemas de inequidad estructurales se ha resuelto. Por el contrario, lo que se evidencia es una consolidación y empeoramiento de los mismos con un aumento significativo de las desigualdades en áreas sensibles como educación, salud, vivienda, ambiente, empleo, cultura, géneros y juventud.

La forma en la que la derecha distribuye los casi quinientos mil millones de pesos de presupuesto, de este año, dejan a
las claras cuáles son sus prioridades: menos del 18 % a educación, 4,5% para desarrollo humano y hábitat, 1,8%
para cultura, etc.

Hay una frase que se ha dicho tanto, que se ha naturalizado tanto, que ya nadie pareciera reflexionar respecto de su significado, “vivimos en una ciudad rica, la más rica del país”, una verdad incontrastable, que viene a ratificar que los problemas de la Ciudad y sus habitantes, no se deben a la falta de ingresos, sino a la mala distribución de los mismos. Y eso no es por un designio divino sino por las definiciones políticas que el neoliberalismo viene desplegando en territorio porteño.

En nuestra Ciudad, la de los más altos ingresos del país, el 33,6% de los habitantes es pobre, si le sumamos los
sectores en situación vulnerable y “medio frágil” según la metodología que utiliza la Dirección General de Estadística y Censos del GCBA, el porcentaje de personas que se han empobrecido asciende al 53%, lo que implica también una reducción de las condiciones de vida de las capas medias.

Hablamos de más de un millón de personas. En el año 2017, la pobreza alcanzaba al 14%. Antes de la pandemia, la desocupación afectaba a 190.000 personas (cincuenta y tres mil más que en el 2018) y el trabajo informal había pasado del 23.3% en 2018 al 26.6% en el promedio de la ciudad, mientras que en el sur llegaba al 31%.Estos datos son hoy aún peores, gracias a la inacción e insensibilidad de Larreta.

Si hablamos de vivienda, la situación no es mejor. En esta ciudad, en la que el 35% son inquilinos, y en la que la población en villas y asentamientos creció cerca de un 85% durante el macrismo, más del 50% de las viviendas que se construyen, son lujosas y con fines especulativos.

Las políticas constructivas, el valor de la tierra y la transferencia de las mismas, fueron y son puestas en función de los negociados de los grandes desarrolladores inmobiliarios.

Más de veinticinco mil niñes sin vacantes escolares, siete mil quinientas personas en situación de calle. Si las cifras, por dónde se las mire, espantaban antes de la pandemia, ahora, han empeorado. El neoliberalismo, fiel a sus postulados y su historia, dejó librada a su suerte a porteñas y porteños.

No diseñó ni ejecutó prácticamente ninguna política de asistencia económica y descansó en el accionar y la prioridad que el gobierno nacional le dio a la asistencia económica para las y los trabajadores ocupades y desocupades, comerciantes y profesionales, a través de políticas públicas activas, como el IFE, la ATP, el congelamiento de tarifas o los créditos a tasa cero, entre tantas otras.

Muchos creen que ponerle fin a esta situación es imposible. Que en nuestra ciudad el electorado es de derecha. Pero pensamos que se equivocan. Buenos Aires es una ciudad donde se acrecientan las desigualdades, en muchísimos casos por la ausencia absoluta de políticas públicas destinadas a mejorar la calidad de vida de porteños y porteñas, pero es también la cuna de una juventud movilizada, de un movimiento feminista potente y de un entramado de colectivos, organizaciones y espacios
artísticos, culturales y sociales, con los que contacta un deseo común de terminar este ciclo neoliberal.

Estamos convencidos que podemos ponerle fin a este doloroso ciclo, para construir una nueva ciudad, con nuevos valores. Por supuesto que no es fácil. Pero ningún argumento puede ser esgrimido con fatalismo ni auto
compasión.

Son los mismos poderes, que sostienen al gobierno de Larreta, los que catapultaron a Macri en esta misma Ciudad hace cinco años para hacerse del gobierno nacional, llevando al país a una catástrofe económica sin precedentes. Sin embargo, hace algunos meses fuimos capaces de derrotarlos con el Frente Todos que encabezaron Alberto y Cristina, para iniciar un camino
distinto en la Argentina.

En la Ciudad también debemos movernos y no podemos esperar para eso depender del calendario electoral. Es necesario y urgente construir una fuerza social dispuesta a construir otra Ciudad. Dejemos de vernos sólo como una oposición, a veces más dura, o por momentos más complaciente, pero siempre garante de un “statu quo”, que ha permitido que se consolide el paradigma de un concepto hegemónico y excluyente de ciudad. La ciudad neoliberal, es una ciudad injusta, y a nosotres, como decía Evita, “nos subleva la injusticia”.

El tiempo de movernos es ahora. Los triunfos electorales no se construyen con una buena campaña, no se trata de ser los más creativos durante esos momentos electorales (que también vale). Eso no alcanza. De lo que se trata, es de construir nuevos paradigmas, nuevos valores y representaciones. Plurales, diversas, participativas, democráticas.

Movemos una propuesta de Ciudad donde la ampliación de derechos sea la búsqueda permanente. En las que el trabajo, les trabajadores, la equidad y la distribución sean prioridades. Donde las políticas de género y diversidad tengan la potencia imprescindible para ponerle fin a las prácticas injustas y dominantes del patriarcado. Una ciudad en la que las políticas de hábitat sean integrales e integradoras, poniendo eje central en los derechos ambientales, teniendo en claro que “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor
de los pobres”.

Movemos una propuesta de Ciudad para que la potencia creativa de les jóvenes sea acompañada con políticas activas. Una Ciudad donde la producción cultural se desparrame por todas las barriadas. Una ciudad donde les vecines tengan una participación protagónica en el ejercicio de gobiernos de cercanía y proximidad, que permita generar criterios de distribución y compensación de las diferencias estructurales existentes entre los distintos barrios, donde los presupuestos participativos
sean una realidad.

Movemos una propuesta de Ciudad donde la salud sea asumida como un derecho y no una mercancía, con especial atención a nuestros adultes mayores. Una ciudad que destierre el egoísmo sobre la base de la solidaridad la colaboración y la empatía, que construya otros lazos entre porteños y porteñas y que ponga el eje en los y las trabajadores y trabajadoras, que constituyen más del 70% de quienes la habitan. Una ciudad que merezca ser vivida. Una ciudad inclusiva y diversa.

Quienes integramos este nuevo espacio somos trabajadoras y trabajadores, vecinas, vecinos, militantes políticos y sociales, convencidos de hacer realidad esa transformación política, social y cultural en la ciudad. La experiencia del Frente de Todos que permitió derrotar electoralmente al macrismo a nivel nacional el año pasado representa una referencia ineludible. Movemos, en ese sentido, una convocatoria que quiere nutrirse de distintas tradiciones y culturas políticas, para ampliar y no encerrarse, para enfrentar el neoliberalismo con versatilidad, creatividad y firmeza. Movemos la Ciudad. Movamos juntxs