Laboratorio Richmond y la vacuna contra el coronavirus
El laboratorio Richmond de la Argentina firmó un memorándum de entendimiento con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) para producir la vacuna Sputnik V contra el coronavirus en el país, desarrollo en el que participará el laboratorio indio Hetero, encargado de transferir la tecnología.
El presidente de Richmond, Marcelo Figueiras, afirmó a Télam que el acuerdo, «no resuelve la emergencia hoy, pero nos permite a futuro fabricar en nuestro país estas vacunas y otras, ampliará la capacidad de producción y nos permitirá generar nuestros propios recursos sanitarios».
«Empezamos a trabajar en un acuerdo de partes», dijo Figueiras, y agregó que la producción en el país «permitirá enfrentar futuras pandemias».
El empresario señaló que Richmond «ampliará la capacidad productiva porque el que no produzca a futuro va a seguir sufriendo lo que ocurre en este momento, que es la escasez y donde se usan los recursos en el país que se generan».
«Estamos apuntando a tener plantas de vacunación porque pensamos que lamentablemente este tipo de pandemia llegó para quedarse», dijola directora de Asuntos Técnicos y Científicos del laboratorio Richmond, Elvira Zini, sobre el acuerdo y remarcó que la decisión «nos garantiza un futuro de abastecimiento» de dosis para inmunización.
El acuerdo fue suscripto en Moscú por Tagir Sitdekov, en representación RDIF, y el presidente de Richmond, según una nota divulgada el viernes por la empresa local.
Tras conocerse el anuncio, Figueiras explicó que la fabricación de la Sputnik V «se realizará con la participación de Hetero Labs Limited, laboratorio establecido en India, con quien Richmond posee una alianza estratégica desde hace más de 25 años».
Asimismo, celebró que esa alianza favoreció la firma del memorándum ya que el Instituto Gamaleya, desarrollador de la Sputnik V, «está abocado a la escala de la producción y no puede estar ocupándose de la transferencia de tecnología», lo que quedará a cargo de Hetero.
«Es un proceso de un año, por lo menos, con lo cual no es para crear expectativas ahora sino el día de mañana no caer de nuevo en esperar a que lleguen vacunas de afuera y tener una producción local», precisó el presidente de Richmond en otras declaraciones realizadas más temprano a radio Mitre.
El laboratorio, que tiene una planta en el municipio bonaerense de Pilar, construirá otra para la fabricación de la Sputnik, lo que demandará al menos un año.
Sobre el financiamiento de todo el proyecto, Figueiras sostuvo que se trata de «un mix de capital propio y socios locales que están dispuestos a apostar», precisó que «es muy caro, entre 60 y 90 millones de dólares» y señaló que «no hay dinero estatal» en juego.
En tanto, el RDIF informó una vez conocido el acuerdo que «está en proceso de ampliar la capacidad de fabricación en todo el mundo para producir más dosis de Sputnik V debido a la gran demanda de la vacuna en América Latina».
«En particular, RDIF ha llegado a un acuerdo con un socio local para lanzar la producción de la vacuna Sputnik V en Argentina y pronto comenzará la transferencia de tecnología», agregó el fondo ruso en una declaración enviada a Télam.
Y sostuvo que «en estos tiempos difíciles, estamos trabajando muy duro y dando todos los pasos para asegurarnos de seguir apoyando el despliegue de campañas de vacunación en todo el mundo».
Por su parte, Zini indicó en diálogo con radio La Red que la fabricación local de la Sputnik V apunta «a tener plantas de vacunación porque pensamos que lamentablemente este tipo de pandemia llegó para quedarse» y remarcó que «nos garantiza un futuro de abastecimiento» de dosis para inmunización.
«Es bastante probable que los virus muten y tengamos que hacer otra vacuna», con lo cual este desarrollo «nos va a garantizar esta tecnología en un futuro mediato, no inmediato», dijo Zini, por lo que insistió en que se transita una «fase muy preliminar» y pidió «bajar el nivel de ansiedad».
La llegada de la Sputnik a la Argentina
La Argentina viene recibiendo partidas de la vacuna de origen ruso tras un acuerdo entre ambos gobiernos y comenzó a aplicarla a trabajadores de la salud a fines de diciembre pasado, aunque contratiempos que surgieron en las últimas semanas afectaron el suministro de dosis hacia el país.
La asesora presidencial Cecilia Nicolini viajó el pasado sábado hacia Moscú para analizar la situación junto a las autoridades rusas y seguir el cumplimiento del cronograma.
A inicios de febrero, Kirill Dmitriev, director general del RDIF, había afirmado en una rueda de prensa virtual que «la Argentina puede producir la vacuna Sputnik V» y señalado que iban a «prever la producción» en el país al incluir «contratos con algunos productores».
La vacuna Sputnik V tiene una eficacia del 91,6 por ciento en la prevención del coronavirus y proporciona «una protección completa contra casos graves», según resultados interinos del ensayo de Fase 3 que publicó la revista británica especializada The Lancet a inicios de febrero.
Los investigadores destacaron que la eficacia en el grupo de 2.144 voluntarios mayores de 60 años fue del 91,8 por ciento y no difirió estadísticamente del grupo de 18 a 60 años.
Se trata de una medicación que utiliza una plataforma (o tecnología) llamada de «vectores no replicantes». Los vectores son virus que se modifican genéticamente para que no tengan capacidad de reproducirse en el organismo (y por tanto inocuos) y se usan para transportar material genético del virus del que se quiere inmunizar.
En este caso, la Sputnik V usa adenovirus humano como vector y, a diferencia de otras candidatas, utiliza dos adenovirus (uno diferente en cada dosis) para provocar una mayor y más duradera respuesta en el sistema inmunológico. A esos adenovirus se le «agrega» una parte de la proteína espiga (o spike) que pertenece al coronavirus.
Otra vacuna contra el coronavirus que se fabrica en la Argentina es la de Oxford-AstraZeneca, cuyo principio activo produce la empresa mAbxience en su planta de la localidad bonaerense de Garín, y luego se envía a México donde se completa y envasa para su distribución en América Latina, con excepción de Brasil – fuente: TELAM