Otra vez la basura
El Gobierno de la ciudad de Buenos Aires quiere que el 80% de los vecinos separen sus residuos. Aunque parezca que es una noticia vieja, no lo es. A pesar de los erráticos intentos por consolidar un sistema para que los desechos se tiren en dos tachos -los orgánicos por un lado y los secos, por otro-, el distrito que más cantidad de fondos destina a los residuos no lo ha conseguido. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, lo anunció esta semana y espera tener ese resultado cuando finalice su gestión.
Pero no parece tan sencillo. Los planes, que comenzaron en 2006, no han sido exitosos. Hubo contenedores de todo tipo: tapa verde, tapa naranja, antivandálicos, soterrados, campanas y decenas de campañas de comunicación que no consiguieron los objetivos.
Sin embargo, Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana, cree que es una batalla que puede ganar. “Una de las obsesiones que tengo desde que arranqué fue profundizar la política de reciclado. Queremos profundizar los cambios, que todos los vecinos y vecinas de la ciudad sepan que existe el sistema y se comprometan a separar en origen los recursos”, le explicó a Infobae.
El programa oficial vuelve a recurrir a los contenedores verdes, otrora descartados, para que encargados de edificios y vecinos los utilicen para el material reciclable. Los dispositivos, que ya pueden verse, estarán distribuidos en la Ciudad de tal forma que los vecinos tengan uno a 150 metros. Serán un complemento de las campanas verdes, que seguirán en las calles y de los puntos verdes en plazas y parques.
“Habrá dos grandes grupos con los que trabajará el área de Reciclado: los barrios de casas bajas, pequeños y los edificios de más de 20 pisos, restaurantes y comercios más grandes que generan un mayor volumen y son con quienes trabajarán los recicladores urbanos”, indicó Muzzio.
En la ciudad de Buenos Aires la recolección, el acopio y la venta del material reciclable está a cargo de 12 cooperativas de cartoneros. El sistema, con el actual contrato prorrogado hasta abril, asignaba una zona a cada cooperativa en donde se recogía el material puerta a puerta. Pero no se sabe cómo funcionará con el nuevo sistema.
Según explicó la ministra, el contenido de los contenedores verdes será recogido por las empresas de recolección de residuos y es llevado a los centros verdes de cada cooperativa. Sin embargo, los recuperadores dudan de que esto vaya a funcionar. “La calle está muy complicada. El sistema formal convive con el sistema informal, tercerizaron el mantenimiento de los centros verdes y están muy mal; bajan el presupuesto y quieren hacer más cosas. No se entiende por qué cada dos años cambian todo”, dijo a Infobae Alicia Montoya, de la cooperativa El Álamo. “Ya hemos ido varias veces a ver a la ministra y nos dice que somos el eslabón más importante, pero no atienden nuestros reclamos ni mejoran las infraestructuras”, agregó.
Muzzio detalló que el presupuesto para Reciclado es de $3.182 millones y que el recorte obedece a la quita de coparticipación que el gobierno nacional le hizo al distrito conducido por Rodríguez Larreta. Con esos fondos el área solventará dos líneas de acción: la de los recursos humanos e infraestructura, léase cooperativas de cartoneros y contendores y, una segunda, para “Transformación cultural”.
“Esa división no es más que marketing verde como viene haciendo este gobierno desde hace 14 años. Van a gastar en campañas de comunicación en lugar de usar el dinero para generar un verdadero cambio”, prosiguió Montoya.
La ministra aseguró que no será así. La idea de la transformación cultural apunta a que todos los vecinos sepan que existe un sistema y pueden usarlo. “Según los sondeos y encuestas, hay un 46% que dice que separa la basura. Es posible que sea un poco menos, pero creemos que se trata de personas que ya hacen algo”, detalló Muzzio.
El objetivo del 80% del anunciado por el jefe de Gobierno es un número incierto ya que no hay una línea clara de base para determinar cuándo y cómo se llegaría a ese porcentaje. Las estimaciones oficiales indican que, antes de la pandemia, se recuperaron, aproximadamente, unas 380 toneladas de material por día. “El potencial que calculamos es de 2000 toneladas. Es decir que el porcentaje estaría dentro de esa brecha”, aclaró Muzzio. El anuncio y el potencial de las estimaciones indican que se deberían reciclar 1600 toneladas por día; es decir cuatro veces más de lo que se consigue hoy. Un horizonte ambicioso.
¿Cómo piensan lograrlo? Hasta diciembre se instalará la infraestructura y se hará concientización, según los grupos establecidos por el Ministerio. Luego, en 2022, llegarían las multas si no se cumple. “Hasta que no esté todo instalado no podemos ir con las sanciones. Además, hay que aclarar que también habrá incentivos”, agregó la ministra.
La basura es un tema estratégico para la Ciudad de Buenos Aires. Es el único distrito del país que no cuenta con un espacio para la disposición final de las 8000 toneladas diarias de basura que genera. Aunque el macrismo consiguió reformar la ley para poder incinerar o tratar térmicamente los residuos, la situación económica hizo que ese proyecto quedara en stand by.
Del total de desechos, 3.200 toneladas son residuos forestales y áridos (escombros y restos de obra), que se tratan en plantas especiales en el distrito. Mientras que las 12 cooperativas de recicladores urbanos que trabajan en Buenos Aires procesan 380 toneladas de reciclables por día. Previo a la pandemia había unos 5100 recuperadores urbanos trabajando en la calle. La infraestructura está compuesta por casi 29.000 contenedores (negros o grises, según el modelo), además 3900 de los verdes.
El sistema de recolección de materiales reciclables convive con el contrato más oneroso que tiene la Ciudad: el que realizan las empresas de residuos. En 2020, se destinaron 30.000 millones de pesos para ese servicio, lo que significa aproximadamente, 6,2% del presupuesto del distrito, que se había previsto en $480.833 millones de pesos.
La Ciudad de Buenos Aires se encuentra dividida en siete zonas de recolección. En seis de ellas el servicio está a cargo de Cliba, Níttida, Solbayres, Ashira, Urbaser y Aesa. Mientras que la Ciudad, a través del Ente de Higiene Urbana, se encarga de los residuos en la 7° zona, que abarca los barrios de Villa Riachuelo, Villa Lugano, Liniers y parte de Villa Soldati.
En la revisión presupuestaria antes mencionada también está este contrato y los potenciales conflictos con un gremio poderoso como el de Camioneros. El presupuesto estimado para 2021 superaba los 612.600 millones de pesos. Si se mantuviera el porcentaje, el contrato de la basura ascendería a unos $37.000 millones.
Cuando el gobierno deslizó que podría disminuir la frecuencia (la cantidad de días que pasan a recoger los residuos) hubo medidas de fuerza por parte del sindicato. Pero nada está dicho aún. Todo sigue en análisis, según confirmaron en el gobierno.