Una buena: vuelve la exportación de langostinos
El primer cargamento de langostinos argentinos en ocho años comenzó hoy a ser comercializado en Brasil, en el mercado central de San Pablo, el centro distribuidor de alimentos más grande de América Latina.
“Este envío de cinco toneladas que viene de Chubut es el primero de muchos que ya están viniendo, y ¡ya están todos vendidos!”, dijo el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli en las redes sociales.
El mercado central Ceasa, que depende del Gobierno federal brasileño, es el principal polo de distribución mayorista de alimentos de Brasil.
La expectativa con esta apertura es generar ventas estimadas en US$ 50 millones anuales a Brasil, de langostinos provenientes de empresas de Chubut y de la provincia de Buenos Aires.
La embajada argentina en Brasilia activó el año pasado sus reclamos ante el Supremo Tribunal Federal para derribar una medida cautelar que frenaba la exportación a Brasil del langostino argentino, requerido por la culinaria para sectores de alto poder adquisitivo, diferenciado del camarón brasileño que se cría en Ceará, Río Grande do Norte y Santa Catarina.
El 2 de marzo, la Corte Suprema brasileña informó que derribó la medida cautelar y permitió el regreso de las exportaciones al principal socio comercial argentino.
El cargamento que llegó a Brasil después de ocho años fue de cinco toneladas de langostinos de empresas afincadas en Trelew y Puerto Madryn, más un agregado de merluza de firmas de Mar del Plata, por un valor aproximado de US$ 60.000, según dijeron fuentes diplomáticas.
La primera exportación argentina de langostino fue vendida en su totalidad y se están reservando nuevos lotes, informó el importador brasileño Mauricio Monteiro al personal de la embajada argentina y del consulado general argentino en la ciudad de San Pablo.
Brasil había abierto en 2018, por decisión del entonces presidente Michel Temer, su mercado al camarón ecuatoriano pero mantenía el veto al langostino argentino, sobre todo por recursos judiciales de la asociación de criadores de camarón del nordeste brasileño.
Fuente: El Economista