Morosidad en pagos de la economía familiar
Familias con bolsillos vacíos: se dispara la morosidad en el pago de las tarjetas de crédito
Los problemas se crecieron con el Covid, El 70% de los hogares que se endeudó en pandemia responde que destinó una parte a comprar comida y medicamentos
Por iProfesional
La irregularidad en los pagos de las tarjetas de crédito de las familias se disparó un 167% en el último año como consecuencia de la caída de los ingresos y de la situación de crisis económica que afecta a los hogares.Los problemas se profundizaron con el Covid-19.
La irregularidad entre los tenedores de tarjetas pasó del 1,8% del total en agosto de 2020 al 4,8% en el mismo mes de 2021. Actualmente, hay unas 396.000 tarjetas con distintos niveles de irregularidad en los pagos. Un fenómeno parecido ocurrió en el caso de los préstamos personales, que pasó de 4,7% a 7,2%.
El caso de los créditos hipotecarios emitidos en Unidades de Valor Adquisitivo (UVA) –que ajustan mes a mes por inflación, tanto las cuotas como el capital adeudado– pasó del 0,8% al 1,4%. Y el único sector que va a contramano es el de los prendarios, que bajó de 4,2% a 3,9%.
Los números son lapidarios: en Argentina hay 13,4 millones de personas que tienen algún tipo de deuda con los bancos.
Los datos que se desprenden del Informe sobre Bancos del Banco Central indican que en agosto la irregularidad de las financiaciones a las familias se ubicó en 5,1%. Este fenómeno ha venido creciendo en forma sostenida desde febrero, cuando estaba por debajo del 2%.
Imposible llegar a fin de mes
Un análisis de la consultora First Capital Group indica que «los privados no llegan a fin de mes», por lo que la financiación de sus compras está creciendo a un ritmo del 40,7% anual. En octubre, el saldo total de préstamos en pesos alcanzó los 3,7 billones de pesos.
Si bien en términos interanuales el dato va por detrás de una inflación del 52,1%, sólo en octubre hubo un salto del 5,5% (unos 194.100 millones de pesos) cuando la inflación fue del 3,5%. Este fenómeno ya se había dado en septiembre y agosto.
Según explicó Guillermo Barbero, socio de Firts Capital , el crecimiento real en los créditos personales en el último trimestre está asociado a la normalización de las actividades comerciales minoristas y, sobre todo, del turismo. No obstante, dijo el especialista, seguramente también se podrá ver muchos préstamos personales tomados para destinarlos a la cancelación de saldos de tarjetas de crédito.
Un estudio de la Defensoría del Pueblo porteña indicó que en septiembre el costo financiero total (CFT) promedio de los préstamos personales fue del 71% en los bancos públicos y del 122% en los bancos privados (algunos llegan al 148% anual). Para las tarjetas de crédito, los bancos públicos promediaron un CFT del 51%, mientras que los privados un 60%.
Un reciente relevamiento en 5.100 hogares de todo el país realizado por la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (Idaes) de la Universidad Nacional de San Martín, arrojó que el 70% de los hogares que solicitó préstamos desde que desembarcó la pandemia en el país lo hizo para, en parte, comprar alimentos y medicamentos.
A su vez, el 50% de los hogares también destinó parte del dinero a pagar impuestos, servicios y expensas y el 32% lo hizo para pagar el alquiler. La mitad de los hogares dijo, asimismo, que usó una parte del crédito para abonar deudas de fiado y otros prestamos no bancarios (parientes y amigos, por ejemplo). Y un 45% dijo que hizo lo mismo, pero para abonar deudas con la tarjeta de crédito.
Imposible ser sujeto de crédito
Ser sujeto crédito significa que una persona (humana o jurídica) cumple con ciertas condiciones que exigen los bancos o financieras para otorgarle un préstamo. En el país, producto de la delicada situación económica, hay cada vez menos.
En Argentina existen 22.682.882 de personas con tarjetas de débito. Pero sólo 4.800.121 son titulares de tarjetas de crédito, que en sus manos tienen 8.245.654 plásticos, según información oficial. Eso muestra una enorme concentración del financiamiento de los consumos básicos.
En diciembre de 2018, poco después del estallido de la crisis financiera y económica del país, en el país había 6.249.365 de personas que tenían tarjetas de crédito. Desde entonces, casi un millón y medio de personas dieron de baja el plástico o se les canceló por deudas.
La mayor caída de personas consideradas «sujetos de crédito» por los bancos se dio a partir del desembarco de la pandemia de Covid-19. Unas 991.913 personas perdieron sus tarjetas de crédito. Sin embargo, la cantidad de plásticos en el mercado aumentó 7%, lo que también da cuenta de una mayor concentración.
El relevamiento del Idaes muestra que el uso de tarjetas de crédito (30% total de la muestra) crece en los hogares con mayores niveles de ingresos. E indica que la solicitud de créditos en financieras no bancarias ronda el 25% del total de la muestra, crece en hogares con bajos ingresos, con presencia de menores y en mayor medida con jefatura masculina antes que femenina.
Datos del Banco Central, en tanto, indican que en los últimos casi cuatro años, la cantidad de tarjetas de débito aumentó 20% y alcanzó los 22.682.882 plásticos. De las nuevas 3,7 millones de tarjetas, 2,6 millones fueron emitidos para la ayuda social por parte del Estado nacional. Otro indicador sobre la crisis.
Otros datos del Informe Monetario Diario del Banco Central indican que el stock de deuda con las tarjetas de crédito alcanzó el 15 de noviembre (último dato disponible) los 1,08 billones de pesos, por lo que se incrementó 40% en los últimos 12 meses. En términos reales hubo una caída, dado que la inflación del período fue del 52,1%