Menos jubilados por pandemia
Efecto coronavirus: por primera vez en la historia se redujo el número de jubilados a cargo de la Anses
La seguridad social suma menos perceptores por retiros, moratorias y de pensiones contributivas que en 2017. Los motivos de esta inusual tendencia
En la Argentina hay unos 5,6 millones de jubilados
Con la pandemia se produjo una situación excepcional: el sistema de la seguridad social suma menos jubilados y beneficiarios de pensiones contributivas que en 2017. Lo normal es que este universo aumente al ritmo del crecimiento vegetativo de la población, pero el flagelo del COVID-19 revirtió su evolución.
La Anses (Administración Nacional de Seguridad Social) informó que dentro de los Sistema Integrado Previsional Argentina (SIPA) había al cierre de junio de 2021 unos 5.618.873 beneficiarios, es decir unos 80.701 o 1,4% menos que los 5.699.574 registrados en el promedio de 2020. Y unos 108.371 o 1,9% menos que el promedio de 2019, antes de la pandemia.
Asimismo, el número de haberes por jubilaciones y pensiones con aportes alcanzaba en enero de 2020 a 6.936.227 beneficios, mientras que en junio de 2021 -último dato disponible- se había reducido a 6.823.435, con una caída de 1,6% o 112.792 perceptores. Recuerdan los expertos que en el sistema previsional hay quienes pueden recibir una pensión por su cónyuge o conviviente fallecido y, por tal motivo, el número de haberes pagados es superior al registrado por su número de CUIT o CUIL.
De esta forma, el número de jubilaciones y pensiones con aportes retrocedió por un lapso de 17 meses consecutivos, para quedar en un nivel inferior a la de 2017: al finalizar aquel año, sumaban 6.892.552 haberes.
Hay que buscar las causas de esa caída en el efecto coronavirus, tanto por las restricciones a la actividad -que demoraron las altas por parte de Anses, debido a las dificultades administrativas que implicó el confinamiento-, como por los decesos debidos a la pandemia, que en mayor proporción impactaron en la población de adultos mayores.
Por las restricciones a la actividad dispuestas contra el COVID-19, en 2020 se iniciaron poco más de 100.000 trámites jubilatorios, la mitad del promedio
Causas de las bajas
“¿A qué se debió la baja? El año pasado la Anses cerró sus puertas en marzo a pesar de ser esencial. Y las empezó a abrir paulatinamente a partir de julio. A los tres meses establecieron un sistema de atención virtual que funcionó lento, con mucha complicación, lo cual terminó con que el año pasado se iniciaron poco más de 100.00 trámites, cuando estadísticamente se daban de alta unas 200.000 jubilaciones promedio al año, si se toman en cuenta los últimos cinco años anteriores a la pandemia”, precisó a Infobae la abogada Andrea Falcone, especialista en sistema previsional.
“La baja en el número de personas que reciben el beneficio tuvo más que ver con que Anses cerró. Y sí, un poco más de gente murió respecto a años anteriores, pero básicamente fue porque el organismo dejó de trabajar”, agregó Falcone.
En cuanto al aspecto sanitario, la Argentina superó los 116.000 decesos por coronavirus y cerca del 80% de los fallecidos correspondió a la franja etaria de mayores de 60 años.
Entre enero de 2020 y junio de 2021, el número de jubilados y pensionados decreció un 1,9% y la cantidad de haberes mensuales se redujo un 1,6%
Un tercer punto para explicar esta regresión en la cantidad de pasivos con aportes puede buscarse en el deterioro del mercado laboral en la Argentina, pues menos personas se retiran con la acreditación de aportes completos y más deben recibir cobertura previsional a través de pensiones no contributivas.
Este universo aumentó en 93.413 beneficiarios o un 5,8%, desde 1.601.405 en enero de 2020 a 1.694.818 en junio de 2021. Este grupo está compuesto por los perceptores de haberes por invalidez, para madres con siete o más hijos y de la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), entre otros.
Puntualmente el número de beneficiarios de la PUAM creció en 43.969 personas o un 27%, desde los 162.294 haberes por ese concepto en enero de 2020 a las 206.263 prestaciones en junio de 2021.
La letalidad de la pandemia
Un fenómeno que se dio a escala global -y que Argentina no fue la excepción- fue que los adultos mayores fueron las principales víctimas fatales de los contagios de coronavirus. Una de las primeras certezas que la comunidad científica recibió a medida que el COVID-19 se expandía por el mundo era: a mayor edad, más probabilidades de muerte.
En Argentina, la franja etaria que se extiende desde los 60 años de edad hasta los pacientes más longevos de más de 100 años, representa casi el 80% de los muertos en el país en toda la pandemia.
Con datos actualizados a julio pasado, cuando se produjo un pico de decesos y contagios, los más perjudicados fueron los mayores de 80 años, que acumulaban cerca del 30% entre los más de 100.000 muertos registrados entonces, según los datos del Ministerio de Salud. Les siguieron entre las franjas etarias más afectadas el grupo de 70-79 años con un 27% de las muertes y 60-69 años con un 22% del total. Y el riesgo de morir continúa en descenso a medida que baja la edad.
Fuente: Dirección Nacional de Epidemiología e Información Estratégica con datos extraídos del SNVS 2.0
Según se desprende de un análisis de los datos oficiales elaborado por Infobae, los adultos mayores sufrieron especialmente durante la primera ola de COVID-19 en Argentina, que tuvo su pico entre septiembre y octubre de 2020. El 84% de los muertos de ese primer impacto del COVID eran mayores de 60 años en adelante. En particular, los mayores de 80, que representaron el 35% de los fallecidos en esa primera ola.
El avance de la vacunación permitió reducir esta relación en 2021, pues los adultos mayores fueron el primer grupo en recibir las dos dosis. Por dicho motivo, durante la segunda ola, que coincidió con el invierno de 2021, la tasa de fallecidos que tenía más de 60 años se redujo al 68% del total.
Ajuste en las jubilaciones
Aparte de la reducción del número de beneficiarios con aportes, en los últimos meses se profundizó la tendencia de la caída real de los haberes, debido a una actualización que estuvo detrás de la inflación.
Andrés Borenstein, economista Jefe de Econviews, puntualizó que “en los primeros 10 meses del año, el Gobierno gastó 6,4% menos que el año pasado en jubilaciones y pensiones en términos reales y desestacionalizados”, a la vez que destacó que “se confirman cuatro años seguidos de caída”.
Fuente: Andres Borenstein- Econviews (Twitter: @Coloboren )
En igual sentido, un reporte del IERAL de la Fundación Mediterránea explicó que “el pago de jubilaciones no tuvo cambios en términos del PBI, aunque en moneda constante existió un ajuste de $234.000 millones entre 2019 y 2021″.
Desde el cambio de la Ley de Movilidad, aprobado a comienzos de este año, los haberes se actualizan en forma trimestral de acuerdo a la evolución de los salarios formales y de la recaudación de la Anses. Hasta ahora, las subas fueron de 8,07% en marzo; 12,12% en junio, 12,39% en septiembre y 12,11% en diciembre, lo que da un incremento de 52,7%, que le empata a la inflación anual hasta octubre.
Además, los jubilados y pensionados que cobran los haberes más bajos recibieron el pago de tres bonos (dos refuerzos de $1.500 en abril y mayo, y $5.000 en agosto).
Las jubilaciones acumulan cuatro años de caída real del poder de compra
La fórmula de movilidad está compuesta en un 50% por la evolución de los salarios. El indicador que se toma es el que sea más alto al comparar la Remuneración Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), que mide el Ministerio de Trabajo, y el Indice de Salarios que releva el Indec.
El haber jubilatorio mínimo, ahora en $29.062, registró un un incremento de 107% desde diciembre de 2019, cuando asumió el presidente Alberto Fernández.
“El ajuste es porque la variación de las jubilaciones fue de 52% interanual, mientras que según los últimos datos del Ministerio de Economía la recaudación por Anses en recursos de seguridad social creció por encima del 77%. O sea que hay un ajuste claro, por más que lo quieran disfrazar y también se advierte que el impacto del bono fue casi nulo. Más allá de ese pago extraordinario atribuido a los sectores más vulnerables, igual da que la variación en recaudación es mucho mayor a la variación de lo que pagaron”, argumentó Andrea Falcone