Twiter complicada
Twitter corre más peligro que nunca
La compañía acumula deudas y una poderosa lista de competidores la desafia por derecha y por izquierda. Por qué es un eje clave del proyecto del megabillonario y está dispuesto a defenderla.
By Federico Perelmuter19/07/2023
Las amenazas al Twitter de Elon Musk parecen multiplicarse tras un accidentado período que no evidencia tener un final cercano. El megabillonario magnate de origen sudafricano confirmó este domingo que, desde que la adquirió por alrededor de $44 mil millones en octubre de 2022, la compañía ha perdido alrededor de la mitad de sus ingresos publicitarios y sus ganancias anuales anticipan una baja de $2.1 mil millones relativo al 2022. Esto generó un flujo de fondos negativo para Twitter que será difícil de revertir, incluso con la nueva CEO, Linda Yaccarino, la exdirectora de publicidad de NBCUniversal a quien Musk designó a fines de junio.
La compañía, además, se enfrenta a un caudal elevado de deudas: Musk deberá pagar alrededor de $13 mil millones este mes. Los cambios dramáticos que ha llevado a cabo el ejecutivo, que incluyen el despido de alrededor de la mitad de los 7500 empleados de la compañía en búsqueda de reducir costos en sus primeras semanas, reflejan en parte su ideología errática, paranoica, y cada vez más conservadora.
Hace unas semanas, Musk se lanzó a un período de 24 horas excepcionalmente accidentado para la red social del pajarito tras anunciar límites diarios a la cantidad de tuits que los usuarios podían ver. El magnate, también dueño y CEO de la empresa automotriz Tesla y la compañía SpaceX, alegó que la medida, que duró alrededor de un día, tenía el propósito de limitar la extracción de datos por parte de algoritmos externos a Twitter. Estos utilizan la información para entrenar inteligencias artificiales o investigar patrones en los usuarios de la red.
Los usuarios que pagan Twitter Blue, el formato que reemplazó a la verificación de identidad que Twitter otrora les ofrecía a las figuras públicas, podían acceder a 10 veces más tuits que los usuarios gratuitos. Como nota positiva, Musk anunció en simultáneo que Twitter alcanzó un nuevo récord de segundos totales de uso diarios en las últimas semanas.
Desde que compró la empresa para lidiar con la supuesta censura a voces de derecha, Musk sugiere que hay enemigos al acecho, y que sólo él puede lidiar con estos. Las consecuencias, sin embargo, no han sido favorables, y a su larga lista de problemas, Musk deberá incluir que Meta, la compañía de Mark Zuckerberg propietaria de Facebook, Instagram, y WhatsApp entre otras importantes redes sociales, lanzó su propia versión de Twitter, llamada Threads, la semana pasada. La nueva red social, cuyas cuentas están vinculadas a Instagram, ya acumula más de 100 millones de usuarios desde su salida al mercado, comparado con los aproximadamente 500 millones de usuarios que mantiene Twitter.
Threads es una entre varias redes de base textual y formato breve que le compiten a Twitter y cuyas bases de usuarios crecieron con fuerza tras el éxodo propiciado por las limitaciones de uso que instauró Musk. Si bien el número de usuarios de Threads creció con mucha velocidad, es posible que esto se deba a la facilidad de abrir una cuenta, ya que están vinculadas a Instagram, que tiene alrededor de 2 mil millones de usuarios frecuentes.
La verdadera prueba del peligro que corre Twitter será si Threads logra retener a sus usuarios por un período prolongado de tiempo, aunque el apoyo de Meta asegura que Threads será un competidor de largo alcance.
Otra de las antagonistas de Twitter es Bluesky Social, una spin-off de la misma fundada por Jack Dorsey, cofundador y ex CEO de Twitter, que se escindió en 2021. Similar a su compañía madre en funcionalidad, se encuentra aún en modo de prueba beta y sólo puede accederse por invitación. Mientras se encontraban en efecto las limitaciones de uso en Twitter, fue tal el caudal de inscripciones en Bluesky que la compañía se vio obligada a pausarlas.
Mastodon, otra red de mayor antigüedad que utiliza un grupo descentralizado de servidores y fue diseñada por el programador alemán Eugen Rochko en 2016, también ha recibido un importante caudal de usuarios. Tanto Bluesky como Mastodon son aplicaciones de fuente abierta, por lo cuál su código es abierto y modificable por el público general.
Sin embargo, ninguna de estas representa, por el momento, una amenaza seria a Twitter: Bluesky tiene alrededor de 310 mil usuarios, y Mastodon cerca de 10 millones. Si bien Bluesky es una compañía con fines de lucro, ambas organizaciones tienen como misión evitar la propensidad de Twitter hacia la desinformación y su acusada tendencia algorítmica de larga data hacia privilegiar voces de derecha. Sus bases de usuarios, por consiguiente, están compuestas en gran parte de periodistas, académicos, y otras figuras próximas al liberalismo y alejadas de Musk.
Si bien Bluesky y Mastodon representan el ala izquierda de los reemplazos de Twitter, otro grupo de alternativas preexiste a esta oleada de éxodos, iniciada en su mayoría durante la presidencia de Donald Trump.
Truth Social, creada por la Trump Media & Technology Group, fue fundada a fines de 2021 para albergar a aquellas figuras de la alt-right y extrema derecha que consideraban a Twitter un espacio poco afín a su ideología. Además, le proveyó a Trump, excomulgado de la que fue su principal vía de comunicación con sus seguidores tras el fallido golpe de estado del 6 de enero de 2021, otra manera de difundir su mensaje. Truth se autodenomina la red social de la libre expresión e impone menos limitaciones para los discursos de odio o discriminatorios que Twitter u otras plataformas. Tiene alrededor de 2 millones de usuarios activos. La renuncia de su jefe de ingeniería, sin embargo, pareciera poner su estabilidad en jaque.
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Antes incluso que Truth, figuras de la alt-right que buscaban protestar la censura de Twitter se dirigieron a Parler, también muy popular entre los seguidores de Trump. Esta acumuló el mayor número de usuarios activos durante el 2020, aunque comenzó a funcionar en 2018. Fue, además, un sitio clave en la organización del golpe de estado, con lo que muchos de sus respaldos, entre ellos Amazon, le quitaron su apoyo financiero y, desde entonces, se ha visto limitada. Ostenta, hoy día, la pequeña adhesión de 40000 usuarios diarios, mancillada en parte tras la aparición de Truth.
La notoria fragmentación política entre las distintas organizaciones que buscan reemplazar a Twitter revela que la adquisición de Musk nunca fue un acto neutro. Musk busca recuperar el control de una Internet que se subleva en su contra y Twitter, en su rol como centro de diálogo público global, es un eje clave de su proyecto. Llevó a cabo la prolongada y dificultosa adquisición luego de meses de disputas legales y retóricas con varios de los progenitores de la aplicación. El multibillonario emprendedor percibía que la misma no incentivaba a la libertad de expresión y se arrogó a sí mismo el rol de salvador.
Entre sus primeras actividades tras despedir a la mayoría de los ejecutivos de la compañía, Musk reformó las políticas de libertad de expresión de la red social. En un principio prometió crear un consejo de expertos para debatir casos de particular importancia, como el de Trump, que había sido removido de manera permanente de la red tras incitar al golpe de estado fallido del seis de enero de 2021. Sin embargo, esto nunca ocurrió y Trump volvió a la app, aunque no ha tuiteado desde entonces. Musk también ha beneficiado a cuentas asociadas a la extrema derecha y el movimiento neonazi, y su compañía suspende con frecuencia a periodistas críticos de su accionar, aunque muchas de estas han sido rescindidas.
La retórica de protección de la libertad de expresión contra la censura que Musk alega es llevada a cabo por grupos de izquierda a figuras como él. Nominada ‘cultura de la cancelación’, opera muchas veces como un intento por parte del movimiento conservador de esconder el carácter discriminatorio de sus discursos. Ejemplo claro de esto fue la suba marcada en epítetos discriminatorios tanto raciales como homofóbicos y transfóbicos tras la adquisición de Musk, protegida para él bajo su nuevo régimen de libre expresión. Son notorias también las alianzas de Musk con otros guerreros anti-‘woke’, como el comediante Bill Maher (quien ha expresado dudas sobre la efectividad de las vacunas y defendido al precandidato presidencial antisemita, sinófobo y antivacunas Robert Fitzgerald Kennedy Jr.), y Joe Rogan, quien también ha dudado de la efectividad de las vacunas.
Twitter, junto con otras redes sociales, tomó un rol de especial prominencia durante la presidencia de Trump, al ser acusada de no tomar suficiente acción contra las llamadas fake news, otras distorsiones de la realidad, y llamados públicos a la violencia. Sin embargo, es también el centro clave del periodismo mundial y una fuente que aparenta ser irremplazable como núcleo de pensamiento y debate. A medida que se aproxima el primer aniversario de la era Musk en la red, la supervivencia de Twitter corre más peligro que nunca