Oxígeno, un faltante que preocupa
La falta de oxígeno en los centros de salud comienza a ser una preocupación extra en el combate contra la segunda ola de coronavirus. Como explicó LPO, en la reunión que mantuvieron este lunes con parte del gabinete nacional, los integrantes del comité de expertos advirtieron su preocupación por los problemas para conseguir ese insumo crítico para tratar a pacientes moderados y graves.
El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, explicó que la demanda de oxígeno medicinal creció al 320 por ciento y que por esa razón en los últimos días en algunos hospitales hubo falta de oxígeno por unas horas. «El sistema logístico no llegó a tiempo de rellenar los tanques», explicó. Este medio reveló que en algunas instituciones del AMBA tuvieron que rechazar pacientes por esta razón.
Ante esto, la Provincia lanzó un plan de contingencia para ampliar la producción, que en un 95 por ciento depende del sector privado. Ese plan incluye la instalación de 17 plantas móviles de oxígeno en las Unidades de Pronta Atención (UPA). La primera ya se instaló en Ensenada. Además, se reactivaron dos plantas públicas de producción, en el Hospital Uriarte de Quilmes y en el San Roque de Gonnet.
En paralelo, el gobierno nacional se reunió este lunes con los representantes de dos empresas internacionales que producen oxígeno en Argentina, Linde y AirLiquide, para pedirles que trabajen al máximo de su capacidad. En el encuentro participaron Carla Vizzotti, Matías Kulfas y Paula Español y el mismo se dio en un contexto de tensión ya que las empresas quieren exportar a países de la región y el Gobierno exige que garanticen la demanda interna. AirLiquide recientemente avisó en Paraguay que no tenía capacidad de garantizar la provisión de oxígeno.
El mercado del oxígeno en Argentina es relativamente pequeño en lo referido a la variante medicinal. El producto estrella del sector es el oxígeno industrial, que se utiliza en diversos sectores como química, metalúrgica, energía, vidrio y automoción, entre otros.
Las empresas producen casi exclusivamente para esos sectores y una pequeña parte se destina a uso médico. El oxígeno medicinal requiere un exhaustivo filtrado para eliminar cualquier otro tipo de gas y debe ser aprobado por la Anmat como cualquier medicamento.
Ese parte casi marginal del oxígeno para el uso medicinal es uno de los problemas del mercado argentino. De hecho, en el sector industrial hay temor porque esta fenomenal demanda por el coronavirus derive en restricciones para la producción manufacturera.
Otro problema es que el mercado está concentrado en muy pocas productoras. Los principales nombres del sector son AirLiquide, Linde, Praxair e Indura. A nivel provincial tallan otras firmas más pequeñas como Oxitesa en Salta, Cascia en Tucumán o Surmedical y Oxy Net en Buenos Aires.
La cartelización del sector no es algo nuevo. Ya en el año 2005 el entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, le impuso una multa de 70 millones de pesos (con el dólar cotizando en torno a 3 pesos) a AirLiquide, Praxair, Indura y Linde (entonces Aga SA) por mantener «artificialmente» altos los precios del oxígeno industrial.
El tema del precio sigue siendo otro problema. El año pasado, durante la primera ola, el Gobierno nacional tuvo que intimar a AirLiquide para que no aumente los precios del oxígeno. Ahora, con una demanda récord, la posibilidad de una nueva suba está latente, algo que también sucede con los medicamentos que se utilizan en las terapias.
A los problemas de producción se suman también las dificultades de logística y distribución que tienen las empresas para abastecer a los hospitales. La exigencia también se multiplicó en ese ámbito: hasta hace dos meses los proveedores llenaban los tubos una vez por semana y ahora lo hacen cada dos o tres días