Los prisioneros de Palermo
La cuarentena cambió por completo la imagen de la zona comprendida por la avenida del Libertador hacia el río, entre Olleros Y Dorrego.
La intensa actividad que promovía el casino y las reuniones hípicas del Hipódromo de Palermo, el funcionamiento de las escuelas primarias, los clubes de tenis y otros puntos importantes, entró en una devastadora parálisis.
Y, en medio de ella, unos 500 trabajadores del turf permanecen «esclavizados» dentro del Hipódromo de Palermo, privados de su libertad para salir del predio y bajo amenaza de perder el empleo, según relataron hoy varios de ellos.
Las autoridades del recinto hípico bajaron la orden de cerrar las puertas cuando se decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio por la pandemia de coronavirus, el pasado 20 de marzo, y mantienen a los empleados de los studs «en peores condiciones que durante la dictadura».
Martín, de 40 años, le pidió a Télam la reserva de su apellido porque los trabajadores se encuentran «amenazados» con suspensiones y hasta pérdida de las fuentes laborales.
«Recién hoy, como todo esto se hizo público, nos dijeron que mañana van a abrir las puertas para que podamos salir. Vamos a ver si es cierto. Yo hace tres meses que no salgo a la calle, duermo en el piso y tenemos que pedir por favor a otros compañeros para que nos vayan a comprar lo que necesitamos», comentó.
Con 20 años de antigüedad laboral, Martín percibe un salario neto de 9.000 pesos por mes, se levanta a las 5 de la mañana, entrena a los caballos hasta el mediodía, luego les da de comer, los baña y a las 18 parte rumbo a su casa en la localidad bonaerense de San Martín, donde vive junto a su esposa, su hija y sus nietos.
Pero esa rutina, la de salir en el final de su jornada laboral, se vio alterada en la cuarentena debido a que las autoridades del hipódromo exigieron que todos los trabajadores de los studs, unos 500 que se desempeñan en la Villa Hípica, permanezcan en el lugar para evitar los contagios de Covid-19.
Muchos de ellos, según comentaron a Télam fuentes del ambiente hípico, trabajan de manera informal y viven en el Barrio Mugica (ex Villa 31), uno de los mayores focos de infección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
«Estamos encerrados, nos sentimos como presos. Nuestros patrones, que son los dueños de los caballos, nos tratan bien pero las autoridades del hipódromo tomaron esa decisión, aunque ahora dicen que van a autorizar la salida», relató Martín.
«Muchas caballerizas le dan la comida a sus empleados y esos compañeros la comparte con todos. Sino se hace difícil conseguir alimentos porque nuestras familias tampoco se pueden acercar hasta el hipódromo por la cuarentena», explicó.
Martín advirtió luego las críticas condiciones de higiene del lugar: «Los baños son inmundos, no hay limpieza en el lugar. Los elementos de higiene que tenemos son sólo los que pudieron acercarnos los patrones y algunos familiares».
Otro cuidador contó al canal Todo Noticias: «Nos están manipulando, somos varios los que estamos en esta situación y solamente algunos podemos salir a comprar y nada más. El resto se tiene que quedar acá adentro. Queremos que nos garanticen el derecho de poder salir y al otro día ingresar a trabajar sin restricciones».
«Algunos chicos son de afuera y otros vivimos acá. Trabajamos de lunes a lunes y si salimos nos suspenden y nos descuentan el sueldo», explicó el mismo trabajador detrás de una reja en el sector de la Villa Hípica, cuyo acceso está sobre avenida Olleros al 1500.
Otro variador reclamó: «Soy de General Rodríguez, quiero salir ahora que viene el Día del Padre. Por estar acá me perdí el cumpleaños de mi hija de seis».
El Hipódromo de Palermo, ante la consulta de Télam, informó que de momento «no hay vocero designado» para referirse a la situación.
El sector hípico mantiene una parálisis absoluta desde marzo pasado debido a la emergencia sanitaria que motivó el cierre de los hipódromos de Palermo, San Isidro y La Plata hasta nuevo aviso.