Encuestas en crisis

La crisis de las encuestas: poca gente responde y pierden validez las telefónicas y sondeos online

El hartazgo con la política complica la precisión de los estudios.

Por Nicolás Eisle –lpo

 Los cambios culturales, la falta de tiempo y el hartazgo con la política complican la precisión de los sondeos de opinión. Menos de un 30% acepta responder entrevistas presenciales y ese número alcanzaba el 1 ó 2% cuando las famosas IVR llegaron a su fin. Se trata de un problema mundial que es aún más grave en la Argentina.

Las canciones son cada vez más cortas. Su duración no está relacionada con una pretensión artística, sino con la falta de paciencia de los oyentes: si el tema tiene una introducción muy extensa, lo adelantan. Además las plataformas solo pagan por la reproducción si supera un porcentaje del total y es por eso que los músicos prefieren no correr riesgos.

«Si eso pasa con la música, imagínate qué puede suceder con una encuesta», bromea Lucas Romero. El director de Synopsis Consultores ve dos planos bien diferenciados a la hora de conseguir personas dispuestas a responder una encuesta sobre política.

«Por un lado hay una caída natural relacionada con la modernidad y la falta de tiempo. Existe una dificultad para acaparar la atención de la gente. Pero en la Argentina el fenómeno está reforzado por el enojo con la política», explica a LPO.

«Hoy hay un nivel de incertidumbre enorme. Pero los estudios todavía permiten hacer una triangulación entre lo cualitativo y lo cuantitativo. Podés tener buenos métodos que permitan entender qué pasa y tomen decisiones conociendo más lo que piensa la gente», agrega Hilario Moreno, de la consultora Dicen.

 «Antes la política implicaba mayor contacto personal con el electorado y los dirigentes sentían, generalmente con buenos fundamentos, que sabían lo que pensaban, al menos, los suyos. Pero ese mundo se acabó hace por lo menos 40 años», opina Moreno.

Adiós a las telefónicas y baja fidelidad de las encuestas online  

Por su baja exactitud, los sondeos telefónicos quedaron en desuso. Es cada vez más pequeña la población que tiene línea fija, pero además quienes respondían esas encuestas pertenecían al segmento más envejecido.

Las encuestas online irrumpieron con fuerza años atrás, pero también flaquean: terminan siendo acaparadas por los sectores más «intensos» y los resultados se desvirtúan. Eso favorece a los candidatos más extremos, como Patricia Bullrich, Javier Milei y a los postulantes kirchneristas.

«El mustreo online hace que el sesgo favorezca a las posiciones extremas, que suelen tener una relación particular con sus seguidores. El griterío de los extremos hace que solo se escuchen esas voces, pero al mismo tiempo hay un hartazgo de sectores no vinculados con la política que terminan estando subrepresentados», dice Romero. El director de Synopsis está volcado a la metodología presencial, que permite resultados más cercanos a la realidad, aunque tampoco es infalible.

Según explica Hilario Moreno, titular de la consultora Dicen, telefónicas y encuestas online ganaron terreno por sus costos sensiblemente menores que los estudios realizados en forma directa por encuestadores, ya sean presenciales como telefónicas. Y son pocos los partidos que encargan encuestas telefónicas u online.

Las tendencias de último momento

Hay un tercer factor que conspira contra las mediciones. Las tendencias de último momento. «Es cuando los encuestados no saben o no te dicen lo que finalmente harán y no tenés manera de estimar objetivamente qué harán el día de la elección», señala Moreno.

Romero recuerda que en las elecciones brasileñas estuvo bien medido Lula, pero Jair Bolsonaro fue subestimado. No cree que únicamente se tratara de un error de metodología, sino que muchas personas decidieron o cambiaron su voto en las últimas 48 horas. Incluso, por sus estudios considera que puede suceder algo similar con los simpatizantes de Milei.

«Si Milei está claramente tercero y los dos primeros están parejos va a haber una tentación para cambiar el voto. Buena parte de sus votantes están muy predispuestos para que gane el oficialismo», señala.

¿Para qué sirven entonces las encuestas? «Hay cosas que sí podemos decir. Por ejemplo, hoy Bullrich, Macri y Larreta aparecen más o menos cerca en todas las encuestas, entonces no sabés quién va a ganar pero si podés saber que es una interna reñida. También podés ver que el electorado de Macri se parece más al de Bullrich que de Larreta y, en consecuencia, que si Macri no se presenta finalmente a elecciones, eso podría favorecer más a Bullrich que a Larreta. O también podés saber que Cristina le saca muchos cuerpos al resto dentro del peronismo y que su decisión puede definir el candidato», señala Moreno